Hoy quiero hablarles de los diferentes tipos de apego. El tipo de relaciones que han tenido con nosotros en la infancia marca el tipo de personalidad y el tipo de relaciones interpersonales que tendemos a establecer con los demás en nuestra vida adulta.
Los tipos de apego en cada uno de nosotros pueden ser variados, incluso es posible que establezcamos diferentes con distintas personas. Si observamos las relaciones interpersonales de la gente, detectamos grandes diferencias en el modo cómo las valoran y cómo las viven:
• Unos se sienten felices teniendo muchos amigos; otros, por el contrario, prefieren tener pocos y profundos.
• A unas parejas les gusta hacer todo juntos; otras prefieren hacer las cosas cada uno por su cuenta
• Unos disfrutan hablando de cosas íntimas personales; otros prefieren hacerlo de cosas externas.
• Algunos padres tienden a dar mucha independencia a los hijos; otros viven muy agobiados y quieren programar todos los detalles en torno a su vida: estudios, amistades, horarios, etc.
Influye en estas diferencias, la importancia tan desigual que las familias dan al papel de los lazos afectivos y a la conducta de apego en los miembros de la familia.
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Estructuras de Apego
Por tanto, las personas desarrollan estructuras diferentes de relacionarse con los demás, o estructuras de apego, de acuerdo con los comportamientos predominantes o más significativos para él, que ha recibido en su familia de origen. Pueden agruparse en torno a tres estructuras básicas:
1º A P E G O S E G U R O
Se consigue un apego seguro cuando los comportamientos de su figura de apego han sido adecuados, y se ha mostrado cercana y disponible teniendo en cuenta las necesidades del niño.
Cuando la figura de apego satisface adecuadamente las necesidades del niño produce tres efectos sumamente importantes.
Proporciona una base segura al niño. El niño se siente seguro y protegido, por eso experimenta pocos sentimientos de ansiedad o miedo.
Estimula al hijo a desarrollar un comportamiento autónomo.
Anima al hijo a explorar, a conocer cosas nuevas, a hacer cosas por sí mismo. Al niño le agrada explorar el mundo que le rodea y le gusta también relacionarse con otros. Sabe que, en caso de peligro, si necesita a su madre, ella acudirá enseguida a ayudarle.
Estas seguridades le permiten relacionarse sanamente entre iguales: hermanos, amigos, compañeros. El recibe lo que necesita y, por tanto, no le importa que también se les dé a sus hermanos, es capaz de compartir, sin envidias ni celotipias.
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2º D E S A P E G O
Cuando el niño no ha recibido suficientes refuerzos de apego, y ha vivido en un ambiente en el que se ha sentido frecuentemente solo, aislado y desprotegido, se instala en la lejanía afectiva con actitudes de desapego.
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La estructura de desapego comienza a configurarse de esta forma en la infancia y se consolida posteriormente en la vida adulta. Entonces rehuirá la vinculación afectiva para protegerse de nuevos desengaños que golpearían sobre las viejas heridas no del todo cicatrizadas.
3º A P E G O A N S I O S O
La estructura de apego ansioso se origina cuando el comportamiento de apego de los padres ha sido inadecuado, inestable; no ha tenido líneas previsibles de comportamiento, fluctuando mucho en la prestación de cuidados. A veces, ha podido depender de circunstancias ajenas a la voluntad de los padres; por ejemplo, enfermedades y ausencias inevitables; pero, aunque así haya sido, el hijo no puede comprenderlo y puede dejar en él huellas profundas.
La justicia en las relaciones personales
La actitud de la persona en sus relaciones interpersonales en su vida adulta tiene relación con sus experiencias en la edad temprana. Estas experiencias le dejan una huella profunda que se reactiva especialmente siempre que la persona (niño o adulto) se sienta indefensa, esté enferma o en apuros.
Y tú, ¿sabrías decir qué tipo de apego es el tuyo??