¿A quién le desagrada la idea de tener la madre o esposa perfecta que nunca discute y siempre se las apaña para tener la casa reluciente y preparar los platos favoritos de cada uno? Suena a cuento de hadas, pero parece que algunas personas realmente conviven con un hada madrina que se encarga de convertir sus deseos en realidad. A muchos ya os sonará el síndrome de Peter Pan, por ello en este artículo nos vamos a centrar en el síndrome de Wendy.
¿QUÉ SUPONE SER “WENDY”?
Las personas con este síndrome tienen una enorme necesidad de aceptación y aprobación. Intentan agradar a los demás, responsabilizándose de su bienestar y experimentando fuertes sentimientos de culpa cuando no cumplen con sus tareas. Se muestran conformistas y justifican el agobio, el cansancio y los sacrificios desde su percepción del amor como sufrimiento. Dada su necesidad de satisfacer los deseos del otro y cargar con sus obligaciones, no es raro que tengan un marido o un hijo con el síndrome de Peter Pan.
Es importante señalar que cuando hablamos del síndrome de Wendy no nos referimos a una patologíapropiamente dicha y reconocida, sino a una serie de comportamientos característicos de quienes lo padecen. Es el miedo al rechazo lo que motiva esas conductas, por lo que las personas que presentan este síndrome buscan generar vínculos de dependencia, disminuyendo la probabilidad de abandono por parte del otro. Además, suelen mostrarse sobreprotectoras y tratan de guiar a los demás, olvidándose de sus propias vidas.
Te estarás dando cuenta de que este síndrome supone un problema más bien para quien lo padece que para el resto de la gente. No obstante, suele llegar un momento en el que la persona se da cuenta de que todo aquello que la convertía en imprescindible le está pasando factura. Y que el otro no corresponde con el mismo esfuerzo o tiene la sensación que se están aprovechando de ella. Cuando acuden a consulta es porque se sienten agobiadas, deprimidas o/e infravaloradas por las personas de su entorno.
¿CÓMO TRATAR EL PROBLEMA?
Para salir del problema, antes que nada, la persona debe aprender a manejar el miedo al abandono y la soledad. La ansiedad, la culpa y la tristeza son solo algunas de las emociones con las que la ¨Wendy¨ debe empezar a lidiar. Conseguir tolerar el malestar producido por los rechazos y aumentar la autoestima serían otros aspectos a trabajar durante la terapia. También sería necesario abordar variables como la constante necesidad de aprobación y el perfeccionismo desmesurado.
Es importante que la persona que presenta este síndrome aprenda a escuchar los problemas de los demás, sin asumir la responsabilidad de sus vidas. Y darse cuenta de que no es necesario cargar con las tareas ajenas para ser útil y asegurarse la presencia de sus seres queridos. Como os podéis imaginar, llevarle la contraria a alguien por quien se siente afecto puede resultar muy difícil para la persona acostumbrada a agradar a los demás. De allí la necesidad de desarrollar habilidades sociales y aprender a decir ¨no¨.
Esperamos que hayáis encontrado de interés y cierta utilidad la información contenida en este artículo. Si os identificáis con alguna de esas características, lo mejor es no dudar en solicitar ayuda de profesional. El síndrome de Wendy suele limitar seriamente la vida de quien lo padece y afecta considerablemente a su calidad de vida. Además, con el tiempo conlleva sentimientos de frustración e insatisfacción con el estilo de vida que se ha llevado hasta el momento.