Los niños no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo por lo que los padres a menudo recurren a su instinto o a antiguas fórmulas que se han ido transmitiendo de una generación a otra. Sin embargo, aunque el amor y el cariño son vitales, a veces no son suficientes. Es importante que tanto los padres como las personas que están en contacto con los niños y que, de una forma u otra, influyen en su educación, conozcan las peculiaridades de cada etapa por la que atraviesan y manejen las técnicas más adecuadas para estimular al máximo su potencial o ponerle coto a los problemas que puedan surgir.
En este sentido, la Psicología ofrece herramientas muy valiosas. De hecho, existen cursos de Psicología Infantil a distancia que permiten comprender las diferentes fases del desarrollo psicológico en la infancia así como identificar los problemas cotidianos de conducta y aprender a afrontarlos. Los estudios psicológicos no se detienen y a menudo arrojan lineamientos educativos muy interesantes que todos los padres y educadores deberían tener en cuenta.
1. La disciplina estricta puede ser contraproducente
Un estudio realizado en los Estados Unidos desveló que aproximadamente el 90% de los padres admitían que regañaban a sus hijos con frecuencia utilizando imprecaciones y un tono duro, con el objetivo de imponer una disciplina estricta. De hecho, cuando los niños son pequeños, es importante que existan normas porque estas les permiten sentirse seguros y crecer en un entorno más organizado que les transmite confianza. Sin embargo, todos los extremos son malos.
2. Los horarios de sueño regulares potencian el desarrollo cognitivo
Hace poco se desveló que durante el sueño eliminamos las sustancias de desecho del metabolismo cerebral, un proceso esencial para prevenir la aparición de las enfermedades neurodegenerativas. Ahora un nuevo estudio realizado en el University College de Londres analizó a más de 11.000 niños y descubrió que el sueño también incide en sus habilidades cognitivas. Estos investigadores estuvieron trabajando con los niños desde que tenían tres años y hasta los siete, para evaluar los efectos que el horario de sueño tenía en sus funciones cognitivas.
Así, concluyeron que los horarios regulares para dormir son fundamentales, sobre todo para el desarrollo cerebral. De hecho, los pequeños que obtenían puntuaciones más bajas en áreas como la lectura, las matemáticas y el conocimiento espacial también eran aquellos que tenían los horarios de sueño más irregulares. Por eso, al menos durante los primeros años de vida, es importante que el niño vaya a la cama a la misma hora y tenga un sueño reparador.
3. La televisión limita el desarrollo de las habilidades
Algunos padres dejan que sus hijos vean la televisión desde edades muy tempranas pues piensan que este puede ser beneficioso, al menos para que el pequeño desarrolle la fantasía y se apropie de algunas palabras. Sin embargo, un estudio reciente realizado por psicólogos de la Universidad de Montreal ha echado por tierra esta idea.
Después de analizar a casi 2.000 niños pequeños, estos investigadores llegaron a la conclusión de que la televisión no solo no mejora sus habilidades cognitivas sino que incluso es dañina. Los datos recogidos han demostrado que a más horas delante de la televisión, peores habilidades matemáticas y motoras. Y es que los tres primeros años de vida son un periodo sensible para el desarrollo de numerosas habilidades de índole práctica por lo que la televisión solo restaría un tiempo valioso que el niño puede emplear en descubrir su entorno y relacionarse con las personas.
4. El ejercicio físico potencia la inteligencia
Existen numerosas razones para fomentar en los niños el hábito de practicar actividad física pero ahora un nuevo estudio realizado en la Universidad de Dundee nos ofrece otro motivo. Y es que el ejercicio físico de intensidad moderada a vigorosa está vinculado con el rendimiento académico, sobre todo con el pensamiento lógico y la comprensión verbal.
Estos investigadores analizaron el desempeño escolar de más de 4.700 niños en diferentes materias, así como la cantidad de tiempo que le dedicaban a la actividad física. Descubrieron que la práctica de deporte estaba vinculada con un buen rendimiento académico, una conexión que era aún más acusada en las niñas. De hecho, no se trata de un resultado del todo sorprendente pues se conoce que el ejercicio físico aumenta la oxigenación al cerebro, un detalle clave para el rendimiento cognitivo.
5. La sobreprotección genera estrés y depresión
Algunos padres afirman que cuidar a sus hijos es más estresante que trabajar pero lo cierto es que todo depende del estilo educativo que cada cual asuma. Educar a un niño siempre implica cierta dosis de preocupación pero, aún así, hay muchos padres que disfrutan enormemente con esta tarea. ¿Cómo lo hacen?
Un estudio realizado en la Universidad de Mary Washington analizó el estilo educativo de 181 mujeres cuyos hijos tenían menos de cinco años. Estos psicólogos descubrieron que las madres que solían poner en práctica una educación sobreprotectora, que pensaban que los hijos eran sagrados y que debían entregarse por completo a ellos, experimentaban menos satisfacción con la vida, eran más propensas a la depresión y sufrían más estrés y ansiedad. Por tanto, la sobreprotección no solo es dañina para el desarrollo psicológico de los niños sino también para los padres.