Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach personal y ejecutivo
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Vivir pacífica y felizmente en el presente es tan sencillo que cuando nos damos cuenta de ello por primera vez, no podemos dar crédito de todo por lo que pasamos antes.
Es increíblemente sencillo olvidar el pasado y el futuro y estar contentos con el presente. ¿Qué hacemos para hacerlo tan difícil?
Agregaremos 3 complicaciones innecesarias a nuestras vidas, junto con sugerencias para regresar a la sencillez y a la paz:
- Si tememos al mundo nunca haremos nada sin considerar primero todas las consecuencias. Ya que es imposible mover incluso una silla sin tener diferentes opciones, la ansiedad acompaña hasta los acontecimientos más pequeños de cada día. Es sencillo reconocer que no estamos en posición de ver el resultado de nada y que todas las preocupaciones del mundo no pueden controlar el futuro. Qué sencillo es ver que solamente podemos ser felices ahora y que nunca habrá un tiempo que no sea el presente. Complicamos nuestras vidas sin fin cuando nos centramos en los resultados. Sólo podemos controlar nuestro esfuerzo.
El éxito se basa en los intentos que hagamos y no en nuestra evaluación o en la de los demás sobre el resultado. Si tomamos la mitad del tiempo que pasamos preocupándonos por las opciones y lo usamos en acciones directas, nada importante sale mal. La simplicidad se basa en esforzarse antes de los resultados.
- Cuando un bebé lucha por aprender a caminar, nunca se detiene a analizar por qué se cayó al piso. Con cada caída automáticamente realiza un ajuste. Por instinto, el bebé sabe que le están enseñando y nunca trata de enseñarse a sí mismo lecciones que no entiende. Por otro lado, los adultos pasan una gran parte de sus vidas repasando una y otra vez cada error, intentando categorizar en vano algo que ya fue asimilado internamente. Qué fácil puede ser renunciar a nuestros propios maestros. Así como alejarse del pasado ya que es en el presente en donde se realiza nuestra vida.