Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach personal y ejecutivo
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Podemos definir a la proyección como el mecanismo psicológico a través del cual la persona, de manera inconsciente, atribuye a otros individuos o situaciones sus propias emociones, pensamientos o impulsos que le resultan inaceptables o amenazantes, para poder manejar así su angustia.
Nosotros proyectamos al exterior tanto aspectos positivos como negativos. En este caso hablaremos sobre las partes obscuras, en virtud de que son las que nos crean serios problemas e impiden nuestra evolución.
Tenemos estímulos neutros en los que la persona le encuentra algún significado, que no sería otra cosa que el reflejo de lo que habita en su mundo interior. De manera más informal, en la vida cotidiana hacemos algo parecido; ¿quién no se ha acostado en el césped a mirar las nubes para encontrar figuras que sólo uno distingue?
Con esto, podríamos decir que los demás se convierten en manchas, formaciones o nubes que nos sirven de pantalla para proyectas aspectos de nuestro mundo interior, pero de manera especial en aquello que rechazamos de nosotros mismos.
En el sentido más amplio del mecanismo de proyección podríamos señalar que las personas percibimos el exterior a partir de nuestro mundo interior. Los seres humanos captamos al mundo a partir de nuestros modelos personales, de nuestros condicionamientos sociales, de la información que recibimos a lo largo de nuestra vida y de cómo la procesamos.
“En este mundo nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”