Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach personal y ejecutivo
Teléfono: (81) 83 78 47 10
En la desesperación o el afán por producir un acercamiento o intentar recuperar a la persona amada, mucha gente traspasa los límites del auto-respeto, se doblega y negocia con sus principios. En esos momentos no estamos bajo los dictados de nuestra razón; lo que nos gobierna es la angustia que genera la pérdida, y simplemente nos traicionamos a nosotros mismos.
¿Te ha ocurrido alguna vez? De un momento a otro, la dignididad, que es un valor y un derecho, la tiras por la ventana y a pecho descubierto, y desvergonzadamente suplicas, lloras pidiendo que no se marche y te vuelva a querer como si fuera una cuestión de convencimiento.
Mucha gente no se basta a sí misma y requiere de la aprobación y el visto bueno de los demás para sentirse segura. Pero ¿cómo sentirte digno, si tu valía personal la deciden los demás? La dignidad es una tarea personal, una construcción intransferible.
Si quieres llorar, hazlo (es muy saludable), pero trata de hacerlo a solas o con alguien que sepas que te quiere de verdad y puedas confiar.
No des impresión de ser una víctima necesitada de condolencias: duelo y dignidad no son incompatibles.
La dignidad no se negocia. Cuídate, trátate bien y con respeto, así el amor te empuje cuesta abajo. Hay cosas que no están en venta, aunque te duela el alma. Eres un ser dotado de racionalidad, libertad y capacidad creativa.
Haz de tus valores una fortaleza, crea un templo con tus principios y no dejes que nadie los pisotee. Salva tu dignidad, aunque el amor te empuje, una y otra vez, hacia el disparate.