El fenómeno del amor es, sin duda, el más estudiado, complejo, incomprendido y multidimensional que existe. Es un fenómeno que ha engendrado infinidad de obras artísticas: pintura, escultura, literatura, poesía… Pero también es algo muy complejo. Tanto, que muchas veces en vez de hablar sobre el concepto del amor en sí se habla acerca de los tipos de amor diferentes que existen.
La idea es que en nuestra cultura el amor no tiene una definición completa, sino que posee muchos significados diferentes, y es un concepto que se emplea en contextos y relaciones muy variables. El amor tiene matices, y estos hacen que, si queremos entender bien este fenómeno, debamos clasificarlo según una serie de criterios. Eso hace que renunciemos a la posibilidad de entender el amor como algo único, muy bien definido y fácil de comprender, pero a cambio nos permite entender mejor sus manifestaciones desde un punto de vista práctico.
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Amor: un sentimiento complejo
El estudio psicológico ha realizado esfuerzos constantes con el objetivo de acotar el significado y las implicaciones del concepto amor (por qué amamos, a quién amamos, cómo amamos), aunque lo cierto es que esta tarea siempre se ha visto envuelta en dificultades debido a que hay miles de concepciones, opiniones y maneras de enfocar dicha temática. Además, las opiniones que tienen las personas acerca de lo que es el amor también influyen en el modo en el que estas lo experimentan, por lo que no se puede realizar un análisis «puro» sobre lo que conforman los diferentes tipos de amor.
Los psicólogos canadienses Beverly Fehr y James A. Russell [1] dedicaron muchos años de su vida a indagar sobre el concepto del amor. Elaboraron conjuntamente un estudio en el año 1991, donde pedían a una serie de participantes que redactaran una lista con tantas clases distintas de amor como se les ocurrieran en ese momento. Este experimento sirvió para crear una gran lista con 93 clases distintas de amor. Posteriormente, a otros participantes se les cuestionó sobre cuán típico les parecía cada uno de los prototipos de amor descritos en la lista, esto es, en qué grado pensaban que representaba mejor la esencia del amor.
Los resultados de esta encuesta revelaron que el amor considerado como más prototípico fue el amor maternal. Correlativamente, los siguientes tipos de amor más prototípicos y conocidos fueron el amor paternal, la amistad, el amor de hermana, el amor romántico y amor de hermano. Otras tipologías de amor, como por ejemplo el apasionado, el sexual o el amor platónico, fueron razonadas como amores menos prototípicos según los resultados del estudio.
Elementos del amor
Las investigaciones de Fehr y Russell no son, ni de lejos, las únicas que inquieren sobre cómo percibimos los distintos tipos de amor. Los psicólogos P. Shaver y J. Schwartz [2] realizaron en 1992 una serie de estudios empleando un procedimiento parecido. Analizaron detenidamente los juicios de parecido o semejanza entre distintas palabras vinculadas a las emociones, descubriendo que amor, cariño, afecto, atracción y cuidado constituían un bloque bastante uniforme. En consecuencia, los estudios de Shaver y Schwartz concluyeron que la concepción que tenemos del amor resulta muy compleja, y no existe una delimitación manifiesta entre el amor y sentimientos o emociones parecidas.
La clasificación más importante y que congrega a un mayor número de expertos acerca de cuáles son los tipos de amor es la Teoría Triangular de Sternberg [3]. Esta categorización se construye en base a tres dimensiones o elementos esenciales en el amor, que son éstos:
1. Pasión
La pasión es el estado de excitación física y mental descrita durante siglos por escritores, poetas y filósofos, pero también por científicos. La atracción entre dos cuerpos y el deseo sexual son sus partes básicas. Algunos investigadores, como Bratslavsky y Baumeister, definieron la pasión en el amor como un agregado de sentimientos de gran intensidad enfocados a la atracción hacia otra persona, caracterizados por la activación biofisiológica y la aspiración de unirse a ella a todo nivel (sexual, sentimental…).
Sin embargo, hay que señalar que, en caso que la persona sea deseable como pareja sexual, la pasión incorpora dos elementos: la atracción y el apetito sexual. En cambio, pueden existir sentimientos de pasión carentes de estos dos elementos, como la pasión hacia un hijo.
2. Intimidad
Este elemento constitutivo del amor se expresa como un sentimiento de unión, proximidad y afecto hacia la otra persona, así como la preocupación para incrementar su bienestar, para proporcionar y recibir apoyo sentimental y comunicar las opiniones y emociones personales, así como escuchar y atender a las del otro. Los investigadores reportaron que este elemento del amor engloba una concepción de empatía mutua, actitudes amables y benévolas hacia la otra persona, y la comunicación permanente del afecto compartido.
3. Compromiso
El compromiso puede expresarse a corto plazo como la decisión explícita de querer compartir tiempo y espacio, o a largo plazo como el compromiso de cuidar y alimentar ese amor. Estos dos componentes no tienen por qué darse siempre conjuntamente. El compromiso es un elemento que puede manifestarse a pesar de que intimidad y pasión hayan desaparecido.
Algunas veces, la relación que hay entre dos personas puede ir progresando a lo largo del tiempo, y la pasión y la intimidad ir deteriorándose. En este caso, solo permanecería el compromiso, entendido como la voluntad de proseguir en la relación. En el caso de culturas en que se llevan a cabo matrimonios de conveniencia pactados entre dos familias, el componente del compromiso se manifiesta al inicio de la relación, y el tiempo dirá si pasión e intimidad también aparecerán.
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Tipos de amor
En la Teoría Triangular de Sternberg, el amor se representa con cada uno de estos elementos en su forma genuina, formando los tres vértices de un triángulo equilátero. No obstante, las relaciones amorosas reales los tipos distintos de amor se entrelazan y se combinan entre sí, dando lugar a diferentes clases de amor (o formas de amar). Estos tipos de amor serían los siguientes:
1. Amor romántico
Se constituye a partir de la combinación entre intimidad y pasión. Este tipo de amor surge cuando los amantes tienen una atracción tanto física como emocional, a pesar de que este sentimiento de vinculación no viene de la mano de compromiso. El ejemplo recurrente de este tipo de amor lo podemos encontrar en muchos arquetipos surgidos de la literatura, comoRomeo y Julieta, del autor británico William Shakespeare.
2. Amor compañero
Se basa en la combinación de los elementos de intimidad y compromiso. En este caso, es un amor cuya ambición es la preocupación por la felicidad y el bienestar del otro. Es un cúmulo de necesidades como el apoyo social, el apoyo emocional, la comprensión mutua y la comunicación. Las personas que viven este tipo de amor se sienten íntimamente unidas y comparten tanto sus emociones, sus conocimientos o sus posesiones.
3. Amor fatuo
Se fundamenta en la mezcla de compromiso y pasión, sin que haya podido transcurrir el tiempo necesario para que aflore la intimidad. Este tipo de amor se expresa cuando, por ejemplo, dos personas contraen matrimonio al poco tiempo de haberse enamorado, y todavía no ha surgido el componente de la intimidad. Por ello, en estos casos sigue dedicándose bastante esfuerzo a ofrecer la mejor imagen de uno mismo ante los ojos de la otra persona.
¿Existe el «amor perfecto», según la teoría de Sternberg?
Esta combinación de intimidad, pasión y compromiso desencadena lo que Sternberg definió como amor completo o amor perfecto. Según el autor, es la clase de amor que casi todas las personas aspiran a vivir. No es ninguna exageración afirmar que el amor perfecto es difícil de conseguir, y mucho más de mantener. Pero, después de todo, no siempre buscamos este tipo de amor en todas las relaciones íntimas que tenemos a lo largo de la vida; de hecho, esta clase tan particular y única de amor la reservamos para unas pocas relaciones que colman nuestras expectativas a nivel emocional y sexual, y tratamos de priorizarlas. Son aquellas relaciones que, terminen bien o no tan bien, dejan una huella imborrable en nuestra memoria.
Cada uno de los tres elementos axiales del amor que hemos descrito suele tener una progresión distinta a lo largo del tiempo de la relación. Es notorio que la intimidad se va desarrollando progresivamente a medida que avanza la relación, y puede ir aumentando con el tiempo, pero este crecimiento suele ser más abrupto en las primeras etapas del noviazgo.
En lo que hace referencia a la pasión, ésta se expresa de un modo muy intenso en el inicio, y crece de forma acelerada, pero más tarde decae lentamente conforme la relación va pasando por etapas más avanzadas en el tiempo, hasta estabilizarse. Por su parte, el compromiso aumenta de forma lenta al principio (de una forma incluso más lenta que la intimidad), para alcanzar un punto de equilibrio y estabilidad en el preciso instante en que las recompensas y los costes de la relación son claramente perceptibles.
Nuestro cerebro y el amor
Hace unas semanas publicamos un interesante artículo sobre lo que ocurre en nuestra mente cuando experimentamos amor. Además, te proponemos también una lectura sobre algunos datos curiosos que la ciencia ha aportado acerca del amor y el enamoramiento, que se centran en el componente más psicobiológico de este fenómeno.