Según el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, la ansiedad es algo que está presente en todas las personas a partir de que nacemos. Esto se debe a que cuando nos encontramos en el útero de nuestra madre, se puede decir que estamos a salvo, protegidos de cualquier elemento y situación externa, sin embargo cuando nacemos, esto cambia de manera radical.
En este artículo vamos a explicarte con detalle el concepto de ansiedad en el psicoanálisis en que consiste cada uno de los tipos de ansiedad según Freud.
En el momento en el que nacemos, nos encontramos expuestos a todo tipo de situaciones y cosas que se encuentran a nuestro alrededor, siendo algunas de estas dolorosas y abrumadoras. Sobre todo porque de pequeños estamos bastante indefensos y hemos sido arrojados en un mundo en el que no se sabe realmente que puede pasar y que tipo de experiencias vamos a ir teniendo a lo largo de nuestra vida.
Nuestro primer encuentro con la ansiedad es cuando, durante las primeras etapas de nuestra, vida nuestros instintos y deseos no son satisfechos. A partir de ahí comienza a surgir cierto temor que nos generará emociones negativas de miiedo y ansiedad a que otro tipo de situación molesta o dolorosa nos vuelva a ocurrir, independientemente de la intensidad que sea.
Este tipo de ansiedad, como su nombre lo indica se presenta ante una realidad objetiva. Hace referencia a cuando nos sentimos ansiosos al encontrarnos ante ciertas situaciones u objetos que son tangibles en la realidad debido a que todos los podemos ver, oír y sentir. Por ejemplo, cuando tenemos miedo porque nos encontramos en medio de un incendio, cuando estamos cerca de uno o más animales salvajes, cuando ocurre algún terremoto, entre muchas otras situaciones en donde nos veamos expuestos a un peligro real.
Este tipo de ansiedad según Freud tiene una función muy importante en nuestra vida ya que gracias a ella las personas podemos reaccionar ante el peligro provocando que aparezca nuestro instinto de supervivencia. Si no sintiéramos este tipo de ansiedad, cuando nos encontráramos en peligro no temeríamos por nuestra vida y no optaríamos por realizar una determinada acción para intentar protegernos, por lo que nos daría igual ponernos o no a salvo y nos costaría más tomar la decisión de por lo menos intentarlo.
Ansiedad neurótica
Este tipo de ansiedad que es muy común y que casi todas las personas poseemos, se origina desde pequeños y hace referencia al Ello y a los impulsos que surgen por instinto. Por ejemplo, cuando desde niños nos castigan cuando nos enojamos y mostramos nuestros impulsos agresivos o cuando expresamos algún impulso sexual y los padres o cuidadores nos castigan indicándonos que aquello que estamos expresando es inadecuado. De ahí comienzan a surgir nuestros temores, sobre todo a las consecuencias que tendrían nuestras acciones si las llevamos a cabo y eso nos genera este tipo de ansiedad.
Por lo que inconscientemente vivimos con ese miedo a que nos castiguen por manifestar ciertas conductas impulsadas por el ello. Esto nos crea conflicto ya que de alguna manera para ser aceptados socialmente tenemos que aprender a dominar ciertos impulsos básicos y llevar a cabo conductas que nos lleven a obtener unos resultados más satisfactorios. Es decir, en el caso de que esté enojado(a) con una persona y mi Ello o mis impulsos más primitivos y básicos me indiquen que debo de ir directamente a golpearlo, finalmente decido reprimir esos impulsos, poner un alto y tratar de dialogar mejor con esa persona para llegar a un acuerdo o simplemente gritarle pero no llegar a los golpes.
El Superego o Super yo es el que origina este tipo de ansiedad según Freud, esta nos hace sentir culpables por no haber hecho “lo correcto”, debido a que el Superego es el que se encarga de hacernos saber y recordarnos que es lo bueno y lo malo. Es decir, nuestra ansiedad moral que es creada por el Superego se origina a partir de lo que nos dicta la sociedad en cuanto a lo que “debemos” y “no debemos” hacer. En caso de que no estemos cumpliendo con aquellos mandados dictados por el Superego, nos vamos a sentir sumamente rechazados e incluso podemos tender a autocastigarnos por no actuar como se supone que deberíamos de hacerlo.
Por ejemplo, una persona que tiene una preferencia sexual por personas de su mismo sexo, si vive en una sociedad restrictiva que considera este hecho como algo sumamente negativo, si la persona no está lo suficientemente preparada para hacer frente a esta situación, puede llegar a experimentar este tipo de ansiedad y sentir que está infringiendo las normas que le han sido impuestas. Puede llegar a sentir mucha culpa e incluso se puede castigar a ella misma decidiendo involucrarse mejor con personas del sexo opuesto aunque no sea realmente lo que desee. Este solo es uno de infinidad de casos en donde las personas podríamos llegar a experimentar este tipo de ansiedad, sin embargo, experimentarla en la vida cotidiana es muy común.