Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach Personal y Ejecutivo
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El miedo al futuro y la incertidumbre ante lo que vendrá hacen que muchas personas se paralicen y no sean capaces de tomar decisiones acertadas.
Una de las razones es el miedo al futuro; a lo desconocido. Defender los propios derechos de la pareja, tratar de modificar o acabar una relación enfermiza genera estrés e inseguridad en grandes cantidades. Una cosa es ser realista frente al futuro y prepararse para cualquier eventualidad y otra muy distinta generar un trastorno de ansiedad anticipatoria y preocuparse irracionalmente.
Aquí señalamos 4 pensamientos negativos frente al futuro que nos impide ponerle límites del amor inmaduro y dañino:
- “¿Y si me arrepiento?”
Para no sentirnos mal y abrumados por una decisión necesitamos tener la conciencia tranquila y la convicción profunda de que hicimos todo lo que estaba en nuestro alcance. El problema es que, para algunos, “lo humanamente posible” es definitivamente ilimitado.
- ¿”Y si mi ex cambiara su manera de ser y otra persona disfrutara los beneficios que yo no tuve?
La peor pesadilla para un separado/a que aún quiere a su ex pareja es verla felizmente acompañada por una nueva conquista. No niego que pueda existir la posibilidad de que otra persona toque el punto que nadie haya tocado en tu ex, pero, para tu consuelo, la probabilidad es muy remota. Cuando e motivo de separación está bien sustentado y tu pareja no es precisamente un dechado de virtudes, ¿de qué beneficios hablas?
Esa manera de anclarse al pasado es terrible; no se puede empezar una vida satisfactoria sin hacer borrón y cuenta nueva.
- “La esperanza es lo último que se pierde”
Si estoy en una relación destructiva con pocas probabilidades de mejoría, la esperanza puede mantenerme allí eternamente. En este caso la esperanza es lo primero que se debería de perder y de ser posible reemplazarla por un realismo de una línea dura así no nos guste. Si te impide la autorrealización ¿Para que la esperanza?
- “Debe ser muy difícil empezar de nuevo”
Si estás pensando que lo que viene es terrible mi respuesta es… depende.
La gente que termina en una relación tiende a ubicarse en dos extremos: están los que “vuelven a nacer” y los que deben de elaborar un duelo difícil porque la relación no era tan mala. Aunque ciertas veces la autoestima y el orgullo quedan heridos y tardan en levantar la cabeza pero a veces la mejor cura es una nueva relación, cariñosa y tranquila.
La ternura tiene un efecto sanador en las almas aporreadas por el desamor o el engaño, incluso más que algunos fármacos.
Así que no te atormentes con tus propios pensamientos, dedícale tiempo al cambio.