Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach Personal y Ejecutivo
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Cuando hay dos personas escogen caminar juntas en una relación, nunca hay duda de si experimentarán o no conflicto. Créeme, lo experimentarán. La cuestión es si sabrán lo que está en juego cuando aparezca el conflicto. La “cosa” que está en juego, si tienes curiosidad, es la salud de la conexión relacional.
El conflicto es para la relación lo que la enfermedad o la herida es para el cuerpo. Al igual que con la salud física, la meta en la relación debería ser prevenir dentro de lo posible el conflicto.
El hecho de pasar por las llamas del conflicto de una forma saludable y productiva puede fortalecer la conexión relacional. Es posible salir al otro lado del conflicto como individuos más poderosos, más libres para ser ellos mismos, más confiados en el amor que tienen los unos por los otros y más esperanzados sobre su capacidad de suplir las necesidades del otro.
¿Vas a permitir que el conflicto destroce tu conexión? O ¿Vas a luchar a favor de tu conexión en medio del conflicto?
¿Qué tan fuerte quieres que sea tu cordón, tu conexión? ¿Para qué nivel de dificultad quieres preparar tu relación? ¿Cuáles son algunas pruebas que tendrás que enfrentar? Responder esto te ayudará a permanecer centrado y consciente a medida que mantienes tu relación “en forma”.
No relajes el entrenamiento de fuerza de una comunicación valiente. Si puedes pasar la prueba de priorizar tu conexión cuando las aguas están calmadas, entonces estarás listo para pasar la prueba en la tormenta. No tendrás que preocuparte de que es ese cordón se vuelva tan frágil que se rompa bajo la más mínima presión.
El conflicto se pone peligrosamente feo cuando reaccionamos a causa del temor y del dolor. El temor alimenta al conflicto porque se opone a la conexión de toda manera posible. Cuando puedes llegar a reconocer lo que ocurre mientras tus defensas naturales saltan por una amenaza real, puedes implementar un plan de ataque para controlar el temor y minimizar el daño que pueda infringir a tu conexión.
Si quieres evitar lo feo, debes tener un plan de cómo vas a responder cuando alguien aprieta el enorme botón rojo de tu pecho y te invita a una pelea. Hay una gran posibilidad de que la persona apretó ese botón ya esté bajo la influencia del temor, dolor y enfado y no estén listos para controlarse a sí mismos bien en una conversación.
Solo una conversación respetuosa va a ser productiva a la hora de resolver el conflicto. Recuerda, es tu responsabilidad establecer un límite en la cantidad de intercambios respetuosos, improductivos y dañinos que vas a soportar. En el momento en el que agarras la espada de la pelea, eres igual de culpable de la sangre que se derrame.
Una conversación respetuosa tiene una meta, y tiene un proceso para conseguir esa meta. Si la otra persona se niega a estar de acuerdo en esa meta y a comprometerse en ese proceso, la conversación fracasará en la categoría de “respetuosa”.
La meta de todo esto es fortalecer tu conexión relacional al descubrir lo que necesita una persona y cómo puedes suplir esa necesidad.
Empieza con tu plan para mantener tu conexión relacional en forma. Salte del sillón y empieza a fortalecer las cuerdas de la conexión. Comienza conversaciones respetuosas aclarando que las necesidades de la otra persona te preocupan profundamente. Después, emite y recibe mensajes claros. No participes en una conversación con alguien que no quiere ser respetuoso también.