Indudablemente, el principal sujeto del sufrimiento es la persona que padece la enfermedad. Pero también es incuestionable que la pareja —que forma parte del campo relacional— también tiene que lidiar día a día con sentimientos contradictorios y no fáciles de digerir, como son la frustración, la impotencia, la ira, la negación o la depresión.
La experiencia de la irrupción de una enfermedad crónica en una ámbito de convivencia, modifica notablemente la vida de la persona que comparte la vida con el enfermo crónico, máxime cuando, en ocasiones, no se cuenta con el apoyo de otros miembros familiares y se experimentan sentimientos de soledad al desempeñar una labor que suele pasar desapercibida y no reconocida socialmente.
Tanto es así que, frecuentemente, la pareja de quien sufre una enfermedad crónica no se encuentra con nadie de su entorno que le haga una pregunta sencilla, evidente y empática, una pregunta que le permita sentirse vista, tenida en cuenta y apoyada como miembro activo y sujeto de una situación que también ha cambiado su vida aunque con esfuerzos se intente simular normalidad a los ojos de los demás, normalidad que no es una simulación ni una postura de inconsciente negacionismo, sino sólo la consecuencia de un necesario proceso de adaptación, de ajuste creativo.
La pareja del enfermo crónico necesita sentirse arropada y no invisible por el entorno, y la pregunta en cuestión que tanto y tantas veces le ayudaría a sentirse mejor es un simple: ¿Y tú cómo estas?
Miguel Angel Pla, Phd Psicoterapeuta Tel 8378 4710 Facebook : Miguel Pla Psicoterapueuta