Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach Personal y Ejecutivo
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Los pensamientos negativos pueden llegar a alterar las relaciones afectivas y propiciar un amor irracional; esto surge de estructuras profundas que han sido adquiridas durante la infancia.
Los pensamientos negativos explican el por qué las personas son incapaces de ponerle límites al amor cuando deben hacerlo y defender sus derechos.
Aquí te hacemos ver algunas de ellas:
- Las personas dependientes se acoplan fácilmente a aquellas figuras que les despierta la sensación de seguridad y protección. El miedo a no sentirse protegidas hace que se entreguen irracionalmente y persistan en relaciones disfuncionales. Esta dependencia está asociada con una percepción de baja autoeficacia, es decir, tienen la idea de que no son capaces de enfrentar la vida exitosamente.
Los pensamientos negativos de este tipo de personas son: “Soy débil” “Soy un ser indefenso” y por lo tanto su conclusión es: “Necesito a alguien más fuerte que yo, alguien que se haga cargo de mi”.
- Las personas con dependencia emocional es decir (el apego) tienen la “incapacidad” de renunciar al deseo cuando debe hacerse ¿Cuándo tenemos que renunciar? Cuando no te aman, detienen tu crecimiento personal y/o vulneran tus principios)
Estas personas marcan una gran necesidad de ser amados; en ocasiones el apego se asocia con una historia de privación emocional es decir, (privación de afecto) maltrato o abuso. Los pensamientos más comunes de estas personas son: “No soy nada sin él o ella” “No soy deseable”.
- Las personas con indignidad esencial no se sienten “dignas” de ser feliz por razones de esencia. En ellos existe la creencia de que no son merecedores de consideración y respeto.
La emoción de base es la depresión y la resignación voluntaria a sufrir y la baja autoestima es totalmente evidente. El abuso de la primera infancia suele estar relacionada con la manifestación de la sumisión y la aceptación resignada de cualquier tipo de humillación.
Los pensamientos más comunes son: “Ésta es la vida que me tocó asumir” y su conclusión es: “Merezco sufrir porque no tengo dignidad.
- Las personas que han sufrido abandonos afectivos reiterados durante su vida buscan de una manera afanosa la estabilidad y la permanencia en las relaciones. El miedo a volver a sufrir un abandono hace que negocien con sus principios y adopten actitudes de sometimiento.
Los pensamientos más comunes son: “Nunca podré tener una relación estable” entonces la conclusión de esas personas son: “No soportaría sufrir otro abandono”.
- Las personas que siempre tienen culpa ya sea por obligación o por una responsabilidad mal asumida, se involucran demasiado con su pareja e implica la creencia de que la pareja no podrá sobrevivir o ser feliz por sí sola y por lo tanto deben hacerse cargo de la misma.
Sienten miedo al pensar que pueden llegar a herir a su pareja o el miedo a sentirse culpables les impide iniciar un proceso de independencia y liberación personal. Sienten también lastima y angustia por el malestar que su pareja puede tener.
La manifestación clara de este esquema es la subestimación del otro y la obsesión por querer tener el control.
- Las personas que tienen el esquema de la comodidad/evitación son tan cómodas que no soportan la frustración. A todo, absolutamente todo dicen “sí” para evitar el estrés de la confortación. Tienen miedo al cambio y a sentirse forzadas a enfrentar una nueva situación, por ende esto las hace negociar con cualquier cosa.
Prefieren vivir mal a incomodarse para alcanzar una meta más saludable y digna. Éste esquema se puede percibir mediante la negación del problema, el autoengaño y la represión de recuerdos negativos.
¿Te identificaste con alguno o varios de estos esquemas? Analiza muy bien tus actitudes y tu manera de pensar. Busca de la manera más honesta de realizar tu crecimiento personal.