Si un día cualquiera le dijeras asertivamente a tu pareja: “No te necesito, te prefiero”, es probable que ella te mirara con suspicacia y preguntara: “¿Qué significa exactamente eso que dijiste?”. Y tendrías que explicárselo con lujo de detalles, con la probabilidad de que la confusión se transformara en polémica y luego en discusión. Le podrías decir: “Significa, mi amor, que el corazón me indicó el camino hacia a ti, me hizo descubrirte y acepté transitarlo: yo, mi mente, mi decisión, mi voluntad. Significa que te amo porque quiero amarte, porque te elijo”. Y si no lo entiende, explícaselo otra vez. Pero si sigue sin comprender, huye lo más lejos posible.
Analicemos las implicaciones que tiene una afirmación como: “No te necesito, te prefiero”, en el amor de pareja.
En primer lugar: “No te necesito”. La persona que amamos contribuye a nuestra felicidad, es verdad, pero no la determina. Afirmar con el corazón en la mano, casi sangrante: “¡Dios mío, te necesito tanto!”, no es una muestra de amor, sino de carencia exacerbada. La necesidad desesperada por el otro es un arma de doble filo que termina por esclavizarte. Si la persona que amas es imprescindible para tu bienestar y autorrealización no tienes una pareja, sino un amo o una religión. ¿Qué independencia emocional puedes tener si forzosamente requieres su presencia para que tu vida tenga sentido?
En segundo lugar: “Te prefiero” significa que te elijo entre muchas opciones. No es sólo cupido quien me flecha, decide por mí y me arrastra, no es mi corazón herido o convulsionado quien te busca: también soy yo, en pleno uso de mis facultades, quien haciendo uso de la razón decide hacerle caso al sentimiento que empuja y empuja. No hablo del enamoramiento, sino del amor.
“Te prefiero, te destacas para mí sobre la mayoría, eres mi mejor predilección”. Obviamente hay un sentir, pero también un orden interior que me permite amarte sobria e inteligentemente. Si sólo estuviera contigo por lo que necesito subsanar o arreglar, ¿qué pasaría cuando estas necesidades se vieran satisfechas? Te prefiero, te deseo, no como un analgésico, sino como pura alegría, ¿Cuál alegría? La alegría de que existas.
En conclusión, la frase: “No te necesito, te prefiero” se refiere en última instancia a los grados de libertad posibles que como personas podemos llegar a disponer en el amor: la posibilidad de elegir el amor y seguir siendo dueños de nosotros mismos.