Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach ejecutivo
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Todos estamos cansados a veces; cansados de intentar hacer crecer un negocio, de tratar una enfermedad, de criar a un hijo difícil.
Incluso podemos estar haciendo lo que nos gusta, ya sea viviendo en la casa de nuestros sueños o teniendo un buen empleo pero si no tenemos cuidado podemos perder nuestra pasión y permitir que llegue el cansancio.
Póngase a reflexionar y conteste: ¿Qué hace usted cuando la batalla ha durado más tiempo del que se pensó?
La palabra cansado significa “perder el sentimiento del placer, no sentir el disfrute que antes se sentía”.
Puede sucedernos a cualquiera de nosotros que hemos estado luchando por algo durante un largo periodo. El problema es que cuando usted se permite llegar a estar cansado, será tratado a abandonar: abandonar el crecimiento, abandonar a estar firme.
No nos cansemos de hacer el bien porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos…
Si usted se viste de una nueva actitud permanecerá firme y dirá: “He llegado demasiado lejos para detenerme ahora”, si no se da por vencido, verá cumplirse la promesa.
En lugar de quejarse por lo larga que está siendo la batalla deberá de decir: “Esto también pasará, sé que no es permanente”. Cuando usted está desalentado, ve el problema en lugar de ver la posibilidad, habla sobre el modo en que es el lugar del modo en que puede llegar a ser.
¿Cree que con esto usted logrará crear soluciones?
Necesita que palabras de fe y victoria salgan de su boca: “Puede que esto sea difícil pero soy capaz”
Esto no significa que sea demasiado positivo sino que busca la mejoría en su estado mental, físico y emocional. Esta en busca de algo que le trae beneficios, algo que le mueve la fe, algo con lo que vive mejor.
Entienda que todos nos cansamos, todos nos sentimos agotados. De hecho, si nunca ha tenido ganas de abandonar, entonces sus sueños han sido demasiado pequeños.
No significa que estemos sentados, siendo pasivos y complacientes sino que debemos de esperar con expectativa, sin quejas, sin desaliento, sin hablar de todas las razones por las que no saldrá bien.
De seguro usted se ha mortificado por el futuro como: ¿Cómo voy a lograrlo la semana que viene o el próximo mes? Déjeme decirle que esa preocupación agotará sus fuerzas, agotará su energía, agotará su pasión y agotará su victoria.
Lo único que hace la preocupación es abatirnos y evitar que disfrutemos de la vida así que en lugar de preocuparse por su futuro, levántese cada mañana y diga para sí: “Puedo hacer esto un día más”
Le pido que permanezca fuerte, no se canse. Siga creyendo, esperando y haciendo lo mejor que pueda.
Recuerde: Usted afronta la mayor presión cuando está cerca de su victoria.
“Si no desmayas, recibirás la recompensa”