Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach personal y ejecutivo
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La capacidad de autocrítica, es una cualidad muy difícil de cultivar, en primer lugar, porque el estado de fragilidad con el que nacemos nos hace sentir vulnerables e indefensos al llegar a este mundo, de hecho, desde la forma en que es recibido el bebé, suele ser muy complicada y dolorosa para él.
La entrada del bebé al mundo, que en cierto sentido es un acontecimiento triunfal, a la vez es angustiosa, convirtiéndose en el prototipo de las que vendrán en el curso de la vida.
Vemos entonces que al nacer, el ser humano es la criatura más desvalida del reino animal, ya que por un lado, su dotación instintiva es inferior al resto de sus compañeros de reino y por otro, que para sobrevivir tenemos que depender durante mucho tiempo de contingencias o de la fortuna que tengamos para encontrar terceros nutritivos, como es el caso de la capacidad de nuestros padres para satisfacer nuestras necesidades afectivas y físicas.
Dicho estado de desvalío es desde el cual tratamos de enfrentar situaciones amenazantes que se irán presentando, como las de frustración, dolor, abandono, rechazo, humillación o injusticia por parte de nuestros padres hacia nosotros, o de la atmósfera emocional ácida que genera los conflictos entre ellos.
El estado de la vulnerabilidad desde el que enfrentamos esto las convierten en experiencias que llegan a ser doloras o incluso hasta terroríficas.