Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach Personal y Ejecutivo
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Aunque al nivel del alma el drama arquetípico tanto de los hombres como de las mujeres es el mismo, es decir, ambos anhelan reunirse con su YO SUPERIOR y su llama gemela, son múltiples diferencias entre ambos.
En primer lugar, mientras estemos en cuerpos físicos, hay ciertas diferencias que siempre vamos a tener. Los hombres tienden a tener cuerpos físicos con mayor musculatura. Los cuerpos de las mujeres están concebidos para tener niños.
En realidad, uno de los desafíos de nuestros días es el hecho de que están combinando los papeles de hombre y mujer cuando en el pasado estaban divididos por esposo/esposa.
A la hora de liderar, los hombres tienden a usar la mente y el cuerpo, y las mujeres dan preferencia a las emociones y la intuición.
Esto no quiere decir que los hombres no tengan sentimientos ni que las mujeres nos sean capaces de realizar ciertos problemas pero la forma en la que fuimos criados también desempeña un importante papel en cómo nos vemos a nosotros mismos y en cómo nos relacionamos a los demás.
Si un niño y una niña se caen del mismo lugar y ambos tienen una cortada ¿A quién le dan las atenciones? A la niña, le brindan todo el apoyo mientras que al niño le dicen que se pare y no llore por algo así.
¿Por qué pasa esto? Por motivos culturales, educamos a los niños pequeños para que sean fuertes y valientes y no lleven sensibilidad en su vida mientras que las niñas se espera que sean emotivas.
El resultado final hemos educado niños para que oculten sus sentimientos y a las niñas para que expresen su sentir.
Este tipo de incidentes a edad temprana producen cierta predisposición subconsciente a reaccionar según fuimos educados. Todavía seguimos ceñidos a los papeles tradicionales.
Muchas veces, los hombres ignoran tanto sus sentimientos que pueden llegar a no ser conscientes de ellos pero por otro lado, el hombre ha aprendido a valorar los logros intelectuales y físicos y cuando no logra algo así sus sentimientos son vulnerables pero les es difícil demostrarlos.
El sentido de identidad de la mujer queda indefinido por sus sentimientos y relaciones mientras que el del hombre queda definido por su capacidad de lograr resultados.
¿Cómo influye todo esto en las relaciones?
La mujer quiere compartir sus sentimientos; el hombre quiere aparecer con el siguiente paso estratégico. Están funcionando en dos niveles diferentes, dos niveles que no se prestan a una fácil interacción.
Le sugiero que pida entonces a su YO SUPERIOR que le ayude a entenderse con su pareja y a sanar sus emociones para de esa manera aprender a comunicarse en los momentos difíciles.
Involucrarse en este proceso no quiere decir que nos abandonemos a nosotros mismos. En realidad, es todo lo contrario. En lugar de estar en una relación en la que uno domina al otro, participamos en un diálogo abierto y en un intercambio de apoyo y cooperación.