Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach Ejecutivo
Teléfono: (81) 83 78 47 10
El buen amor es un problema de calidad total, es cualitativo más que cuantitativo…
El “cómo” tiene que ver con los valores (reciprocidad, solidaridad y autonomía) y con el amor digno y el amor justo. Cuando ponderamos la cantidad por encima de la calidad afectiva distorsionamos la verdadera esencia del amor.
Si fuera así, deberíamos valorar los excesos de las personas celosas, apegadas, obsesivas o codependientes, simplemente porque te “aman demasiado”
Amar mucho no significa que amemos bien… el tema de este blog quiere decir que no necesitas la taquicardia y la alteración hormonal desmedida para disfrutar el amor. La manía no siempre conduce a la felicidad.
La propuesta no es mantener el amor encapsulado, sino enseñarle a volar.
Si te sientes correspondido/a en el amor, si tu auto realización persona no se ve afectada y tus principios son respetados , hay que poner el pie en el acelerador.
Hay que vivir el amor intensa y vitalmente, si ya pasaste el filtro del auto-respeto. ¿Amor pensado y racional? Sin duda, si quieres sobrevivir. La cultura del amor romántico aconseja entregarse sin pensar tanto, porque de no ser así perderíamos la magia del amor, su irracionalidad.
La irracionalidad es una de las principales causas de la patología afectiva.
Para cerrar me gustaría compartirte una reflexión para que la tengas siempre presente:
Enamoramiento es una cosa, amor es otra. Amar es hacer el amor con la mejor o el mejor amigo, y con ternura, pasión, amistad y dulzura sin violencia. Si le das cierto orden al amor, si lo vinculas con tu autoestima, con el “ser para sí” además del “ser para el otro”, habrás definido un sendero seguro por el cual transitar. Cuando la compañía es confiable, hay que acelerar, si el enredo no pinta bien, hay que frenar en seco.