Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach personal y ejecutivo
Teléfono: (81) 83 78 47 10
En la Tierra hay personas que todavía se encuentran en plena oscuridad. Ignoran que pueda existir otra cosa. No ven. Aunque alguien les hable de la luz o se les muestre esta luz, no importa, para ellos la luz no existe.
El ser humano que se decide a crecer es como la planta que está a punto de atravesar la corteza de tierra para dirigirse hacia el exterior. Empieza a ver la luz y se dirige a ella.
Como todos los que empiezan a crecer, seguramente vivirás algunos momentos difíciles. Cuando se está lleno de orgullo, no es nada fácil admitir que otros tengan razón.
Con frecuencia, te gustaría cambiar a los demás para poder seguir teniendo la razón. Es una prueba por la que hay que pasar y realmente vale la pena. Cuanto más llegues a dominar ese orgullo, con más facilidad dominarás las situaciones exteriores.
El crecimiento personal se puede comparar con una herida. Para acelerar su curación, debemos aplicarle un medicamento por ejemplo agua oxigenada que, normalmente, suele provocar un dolor todavía más fuerte que el de la propia herida. La finalidad de ese dolor es curar la herida y sabemos que, pasados unos momentos, la cicatrización empezará a tener lugar.
Si experimentas algún dolor es porque todavía sigues resistiéndote, es decir, porque aún tienes miedo a dejarte llevar.
Tu crecimiento beneficiará y tu desgracia será mucho menos dolorosa. Los que más sufren siempre son aquellos que se resisten.
Conforme vayas llevando a cabo actos de fe y empieces a realizar cosas extraordinarias, comprenderás todo cuanto esto significa y entenderás el significado de las siguientes palabras: El ser humano se convierte en aquello que piensa.