Miguel Ángel Pla – Psicoterapeuta – Coach Ejecutivo
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La mayoría de la gente piensa que el tema de los derechos humanos es algo que concierne a los políticos y no se percatan de que su importancia se revela en todos los aspectos de la vida interpersonal.
Creemos que el amor por su glorificación está por encima de la humanidad, es algo tan limpio y puro que no puede contaminarse con lo mundano. Nada más falso.
En las relaciones afectivas, llámese amistad, pareja, familia en general, los derechos humanos son violados sistemáticamente. ¿Quién no se ha visto enredado alguna vez con alguien que intenta engañarlo para imponer sus intereses personales?
Si, los monstruos afectivos existen, así como existen los grandes amores.
Debemos de reconocer que, bajo los efectos de un fuerte amor pasional, podemos hacer cualquier estupidez y aceptar cualquier cosa. La capacidad de enamoramiento nos hace vulnerables y debilita nuestra autonomía; esto es debilidad placentera pero peligrosa.
Muchos de los abusos no solamente se enmarcan en las agresiones físicas sino en las psicológicas como el chantaje emocional, amenazas, sarcasmo y estas también son importantes de descubrir.
La intromisión indebida en la mente de un individuo es quizás la peor forma de violencia, porque la víctima no siempre se da cuenta de lo que está ocurriendo y puede acostumbrarse a los ataques.
Muchas veces esto existe en las personalidades débiles y sufren una resignación a la tortura psicológica que a veces sorprende…
Seguro te preguntas: ¿Entonces? ¿Cómo sigo en una relación si me ignoran, no me dirigen la palabra, no me escuchan o me pasan por encima como si fuera un objeto?
¿Qué se necesita para soportar la ausencia voluntaria del otro y luego sentir como si nada hubiera pasado?
Solamente tú puedes decir si quieres y mereces permanecer en el lugar en donde estas.