Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach personal y ejecutivo
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La mayoría de nosotros entramos al matrimonio por el camino de su experiencia de enamoramiento.
Conocemos a alguien cuyas características físicas y rasgos de la personalidad producen suficiente choque eléctrico para activar nuestro «sistema amoroso de alarma». Suena la alarma y ponemos en acción el proceso de llegar a conocer a la persona. Estamos en una búsqueda para descubrir el amor. ¿Podría este sentimiento cálido y estremecedor que hay en mi interior, ser lo que busco?
Nuestros sueños antes del matrimonio son de dicha conyugal… Es difícil creer otra cosa cuando estamos enamorados.
En su apogeo, la experiencia de «estar enamorados» es eufórica. Estamos emocionalmente obsesionados el uno con el otro. Nos acostamos pensando en el otro. Cuando nos levantamos, esa persona es el primer pensamiento en nuestras mentes. Anhelamos estar juntos; pasar el tiempo juntos es como jugar en la antesala del cielo. Cuando nos tomamos de las manos, parece que nuestra sangre fluye unida. Podríamos besarnos eternamente si no tuviéramos que ir a la escuela o al trabajo. El abrazarnos nos hace soñar en el matrimonio y en el éxtasis.
La persona que está enamorada tiene la ilusión de que su amado o amada es perfecto. Su madre puede ver las imperfecciones que tiene, pero él no. Sus amigos también pueden ver sus defectos, pero probablemente no le digan nada, a menos que él les pregunte, lo cual él no lo hará porque en su mente ella es perfecta y lo que otros piensen no le importa.
Nuestros sueños antes del matrimonio son de dicha conyugal: «Vamos a ser sumamente felices. Otras parejas pueden discutir y reñir, pero nosotros no. Nosotros nos amamos». Por supuesto, no somos tan ingenuos. Sabemos que con el tiempo habrá diferencias. Pero estamos seguros de que trataremos esas diferencias honestamente, uno de nosotros siempre tendrá que hacer concesiones y llegaremos a un acuerdo. Es difícil creer en otra cosa cuando se está enamorado. Hemos llegado a creer que si en verdad estamos enamorados, eso será para siempre, de que siempre tendremos esos maravillosos sentimientos que tenemos ahora. Nada puede interponerse jamás entre nosotros. Nada destruirá nuestro amor del uno para el otro.
Desgraciadamente, pensar que la experiencia del enamoramiento es eterna no es más que ficción, no es la realidad. Se han hecho varios estudios sobre el fenómeno del enamoramiento. Después de estudiar a muchas parejas, se concluye que el promedio de duración de la obsesión romántica es de dos años. Si es una aventura amorosa secreta puede durar un poquito más.
Sin embargo, con el tiempo todos bajaremos de las nubes y pondremos nuestros pies en la tierra otra vez. Tenemos los ojos abiertos y vemos las imperfecciones de la otra persona. Reconocemos que algunos de los rasgos de su personalidad son en verdad irritantes. Sus patrones de conducta son fastidiosos. Él ahora puede resentirse y enojarse, tal vez hasta tener palabras duras y críticas. Esos pequeños rasgos que pasamos por alto cuando estábamos enamorados, ahora son montañas gigantescas. Nos acordamos de las palabras de la madre y nos preguntamos: ¿Cómo pude haber sido tan tonto?
Bienvenidos al mundo real del matrimonio, donde siempre hay cabellos en el lavabo y pequeñas manchas blancas sobre el espejo; donde se discute por la forma en que se gasta el papel higiénico y por si la tapa del inodoro debe estar abierta o cerrada. Es un mundo en donde los zapatos no caminan solos hasta el ropero y los cajones de la cómoda no se cierran por sí mismos, donde a las chaquetas no les gusta colgarse ni las medias se meten en la lavadora cuando está funcionando. En este mundo, una mirada puede herir y una palabra puede destrozar. Los amantes íntimos se convierten en enemigos, y el matrimonio es un campo de batalla.
¿Qué pasó con la experiencia del enamoramiento? Tal vez fue una ilusión que nos engañó para que firmáramos nuestros nombres sobre el formulario matrimonial, para bien o para mal. No se sorprendan de que tantos lleguen a maldecir el matrimonio y al cónyuge que una vez amaron. Después de todo, si fuimos engañados, tenemos el derecho de enojarnos. Tuvimos realmente «lo verdadero»? Pienso que sí. El problema fue información errónea.
La mala información fue la idea de que la obsesión del enamoramiento duraría para siempre. Debíamos haber sabido mejor. Una observación fortuita nos hubiera enseñado que si las personas permanecieran obsesionadas, todos estaríamos en serias dificultades. Las ondas del impacto harían tambalear los negocios, la industria, la iglesia, la educación y el resto de la sociedad. < Por qué? Porque las personas que están enamoradas pierden interés en otros asuntos. Por eso lo llamamos «obsesión».