Considerando que la multiplicidad de los factores de riesgo y de protección ante el suicidio varían tanto de una persona a otra, se hace imposible generar una guía que sirva para prevenir el suicidio de todos los humanos; ni siquiera una estrategia general que nos permita realizar intervenciones efectivas en todos los casos donde se haya detectado el riesgo, a lo más que podemos llegar es a la modificación de esos factores de riesgo y protección que afectan a muchas personas, donde no es lo mismo decir muchas que todas.
Según mi entender, eso nos obliga a manejar dos consideraciones para disminuir la ocurrencia de tan grave situación:
- Evaluar cada caso de manera particular para poder atender las necesidades propias de esa persona.
- Tomar en serio cualquier indicio o amenaza de suicidio, poniendo en marcha la red de atención.
Ahora bien, frente a la segunda consideración debemos asegurarnos que la persona del gesto o amenaza suicida, no obtenga beneficios secundarios consecuentes del gesto o amenaza. Por ejemplo lo sería providenciar un trato especial o atención ya sea por parte de la familia o por parte de los amigos, que la persona no obtenía antes de decir que se iba a suicidar o hacer el gesto suicida, ya que esto aumentará la probabilidad de que estos gestos o amenazas se repitan en el futuro.
Entiendo que las dos consideraciones analizadas hacen parte ineludible del apoyo y cuidado mutuo que debemos tener entre los miembros de las familias, grupos de amigos y sociedad en general, sin realizarlo negligentemente, especialmente si se tiene la vida como el máximo valor.
Si usted ha considerado el suicidio como una opción o conoce a alguien que lo está haciendo, es sumamente aconsejable que busque apoyo profesional.