Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach personal y ejecutivo
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Un ingrediente de suma importancia para curar la división bien-mal es perdonar a los demás.
Los rencores y las emociones negativas dañan seriamente la salud física, mental, emocional y espiritual es por eso la importancia de saber reconocer que nos puede llegar a dañar hasta a nosotros mismos.
La acción del perdón requiere mucha inteligencia. Cuando perdonamos dicen los análisis psicológicos, el ser humano teje una sólida hebra en la red de su seguridad emocional que, con el tiempo, se convierte en una fuente de armonía
El perdón es libre, es un acto que cada persona ofrece a otra de una forma desinteresada. Sin embargo, en la libertad del herido también está la opción de marcar distancia y cortar esa relación. Muchas personas afirman “entonces no es perdón” pero esta acción es también inteligente, podemos perdonar desde el fondo de nuestro corazón pero no es necesario seguir ahí, en un sitio en donde ya no nos sentimos a gusto pero si tocan momentos en los que hay que convivir con esa persona tendremos la certeza de que no existirán sentimientos negativos.
Es un aprendizaje de superación personal ya que la vida no siempre es como nosotros planeamos y se producen hechos que no comprendemos, vivencias que causan dolor; es aquí el punto importante de reconocer el beneficio que otorga el perdón.
Cuando existe en nuestra vida la ausencia del perdón podemos sentir que no estamos completos, que nos falta el porcentaje total para ser felices, es aquí donde debemos de analizar y tomarnos un tiempo para pensar que me tengo que perdonar o a quién tengo que perdonar.
No es una tarea fácil, pero aunque muchas veces creamos que el perdón es únicamente para los demás es también un acto de amor hacia uno mismo ya que conforme perdonas o pides perdón vas avanzando en tu vida cotidiana.
¡Intenta hacerlo, sentirás un alivio muy profundo en tu corazón, mente y alma!