Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach personal y ejecutivo
Teléfono: (81) 83 78 47 10
Te guste o no, el conflicto en el matrimonio es sencillamente inevitable. Cuando se casaron, no solo unieron sus esperanzas y sueños, sino también sus heridas, sus temores, sus imperfecciones y su bagaje emocional.
Seguramente al poco tiempo, tu pareja comenzó a deslizarse de tu elevado pedestal y tú del suyo.
Bienvenido a la caída humana…
Todas las parejas pasan por esto. Es esperable. Todas atraviesan lo mismo pero no todas sobreviven.
Así que no creas que el desafío de hoy alejará todos los conflictos de tu matrimonio. Se trata de abordar el problema de manera tal que, cuando lo atraviesen, su relación se vea enriquecida.
Es probable que el daño más profundo y desgarrador que pueden hacerse es cuando ocurre en pleno conflicto, porque es cuando el orgullo es más fuerte.
Si el conflicto desenfrenado toma el control y ninguno de los dos pone el pie en el freno, un matrimonio puede estar bien el lunes y comenzar a venirse abajo el martes.
Sin embargo, el amor interviene y cambia las cosas. Te recuerda que tu matrimonio es demasiado valioso como para permitir que se autodestruya, y que el amor por tu cónyuge es más importante que por lo que están discutiendo.
Las parejas casadas que aprenden a resolver sus diferencias suelen tener más unidad, más confianza, más intimidad, y disfrutan de una conexión mucho más profunda.
Pero ¿Cómo? La manera más sabia es aprender a pelear limpio, estableciendo reglas del juego saludables.
Hay 2 clases de límites para lidiar con el conflicto:
- Los límites de pareja: Son los que los dos acuerdan de antemano y se utilizan durante cualquier pelea.
*No traeremos a colación temas el pasado y sin relación*
*Nunca iremos a dormir enojados*
*El fracaso no es una opción. Pase lo que pase, lo resolveremos*
- Los límites personales son reglas que practicas por tu cuenta.
*Hablaré con dulzura y no levantaré la voz*
*Abordaré mis propios problemas con franqueza*
*Escucharé antes de hablar*
Recuerde que pelear limpio significa cambiar de armas; disentir con dignidad. El amor no es una pelea, pero siempre vale la pena pelear por él.