Según Walter Riso, básicamente en tres situaciones:
1) Cuando tu dignidad se ve afectada. Cuando los derechos humanos se ven violados en el nombre del amor. Cuando ya no te ama y sigues ahí testarudamente esperando la resurrección, el milagro de que tu pareja te ame. En el amor hay que aprender a perder y retirarse a tiempo aunque duela. La esperanza te mantiene muchas veces pero eso también se rompe.
2) Cuando tu auto-realización no la puedes llevar a cabo. Cuando tus talentos naturales, tu vocación esencial, tus sueños, no los puedes desarrollar, ya sea porque el otro te pide una prueba de amor, por «vocación» de entrega incondicional o por hacer del sacrificio un culto y entonces decides que ese es el precio que debes pagar por amar.
3) Cuando empiezas a negociar con principios que no quieres negociar. Tus principios pueden ser ideológicos, valores, creencias fundamentales…cuando violan tus principios o negocias con ellos, pasaste los límites del amor.
Si ocurre cualquiera de las cosas mencionadas anteriormente, y tú sigues junto a quien no te respeta ni te valora, en el «nombre del amor»… ¡¡CUIDADO!! entraste al lado irracional y enfermizo del amor; renunciaste a tu «yo», para dar paso al «tú», donde el otro se convierte en el «todo» más importante que uno mismo. Actuar así equivale a ser irracional. Es una forma negativa y destructiva de entender el significado de amar.
Y lo curioso es que cuando haces cualquiera de esas estupideces, la sociedad aplaude y los amigos dicen «¡cuánto amas!».
Debemos saber que la autonomía es el factor determinante, la libertad de poder decidir sobre nuestra vida, nuestra manera de pensar y nuestra manera de ser.