¿Será de un momento para otro? ¿Será un proceso desgastante? ¿Cómo advertir si se terminó el amor?
Separarse siempre es un proceso doloroso y difícil de transitar
Cuando dos personas se casan «hasta que la muerte los separe» la frustración o la culpa por no poder seguir adelante con ese proyecto puede llevarlos a pasar de amar a soportar. Asimismo quienes no pasaron por el registro civil o el altar pero deciden formar una familia raramente se imaginan que tendrá fecha de vencimiento y pueden «estirar» la agonía de esa relación hasta un punto que jamás habrían pensado. Con todo el desgaste que eso ocasiona.
Es que eso de que cada pareja es un mundo aplica a todo. Y en cuestiones de cómo ponerle fin a un vínculo nadie tiene la fórmula perfecta.
¿Cuántas veces oímos a alguien decir que le «cayó la ficha» o que «se terminó el amor»? ¿Es tan fácil diferenciar una crisis pasajera del final de una relación? ¿Y si esa persona era el amor de su vida? En cuestionamientos de este tipo suelen empantanarse quienes sienten que algo ya no es como era, pero no se animan a dar el portazo e insisten en tolerar hasta lo intolerable.
«Las señales para darnos cuenta que una pareja no va más, pueden ser muchas y tener diversas características pero la principal es la subjetividad: alguien se podrá dar cuenta porque ya no es como antes y otra persona sentirá que ya no aguanta más».
Más allá de la subjetividad, hay otros motivos a tener en cuenta, según el especialista. Y enumeró tres señales claras.
- Pensar en separarse sin estar enojado: muchas veces durante una pelea o inmediatamente después de ella, se piensa en terminar la relación y ese pensamiento está dominado por la emoción. Habitualmente, cuando la persona está tranquila esa idea desaparece. Ahora, si alguien piensa en separarse aun cuando está tranquilo y fuera de la situación «pelea», este puede ser un indicador importante.
- Maltratos: las diferentes formas de maltrato son un indicador inmediato para pensar seriamente en alejarse. Maltrato físico, psicológico, falta de respeto y agresión verbal, entran dentro de estas causas.
- Desenganche emocional: cuando lo que le pasa al otro (lo bueno o lo malo) ya no interesa es un indicador muy fuerte, ya que cuando esto se da, los lazos afectivos están rotos y si se llega a este punto puede ser poco lo que queda por hacer.
«¿Aguanto un poco más o lo echamos a suerte?»
Así dice la canción más famosa del grupo español Ella baila sola y en ella se pregunta precisamente qué hacer frente a la situación de notar que el vínculo cambió y ya no es lo que era.
Cuando parece que todo da lo mismo es señal de que, al menos para uno de los integrantes, la pareja está llegando a su fin.
En el caso de la canción, a la protagonista le cuesta enfrentar el momento del corte y eso la llevaría a «estirar» la situación. «Lo sano es poder asumir el problema que está atravesando el vínculo y poder hacer algo con eso», recomendó Girona, quien agregó que «para separarse hay tiempo, es decir que intentar casi siempre es una opción. Habrá que ver cuántos intentos y sobre todo los indicadores de cambio que se dan y que hacen ver que esas tentativas van generando algo».
¿Por qué? ¿Cómo? y ¿Para qué? son tres preguntas que cualquier persona que quiera seguir intentando en una relación, se debería realizar. Estas tres preguntas -explicó el especialista- tienen que ver con la dimensión del tiempo. El por qué está en el pasado, el cómo está en el presente y el para qué en el futuro. ¿Por qué seguir intentando? Porque hay una historia en común, por todo lo que se construyó, etc. ¿Cómo hacerlo? O sea, de qué manera se puede seguir intentando, qué habría que cambiar (porque algún cambio debería haber con respecto a lo que venía pasando). ¿Y para qué cambiar? Se encuentra en el futuro porque todavía no se sabe si ese intento va a servir para bien o para mal.
«Un párrafo aparte lo merecen todas aquellas personas que dicen no separarse por sus hijos, porque son muy chicos y quieren esperar a que crezcan. Es difícil estar bien con alguien con quien se está mal, aunque sea por otros, y aunque esos otros sean los hijos. Y si lo logran, ¿hasta cuándo lo podrán sostener?», analizó Girona, para quien «es preferible una separación en paz que una pareja en guerra».
Las consecuencias para los integrantes de una pareja que se lleva mal y extiende la relación son muchas, entre ellas estrés físico y emocional, riesgo de enfermarse y mayores riesgos de depresión y ansiedad. Y los hijos de estas parejas no están a salvo y también pueden sufrir estrés, rechazo de los compañeros, riesgo de depresión, problemas de comportamiento y eventualmente fracaso escolar.
Más allá de las consecuencias, es importante que una persona adulta se haga cargo de sus decisiones y pueda pensar «yo me quedo porque así lo elijo, porque creo que es lo mejor para mis hijos», destacó.
El rol de la mujer
Todavía suena conocido, aunque por suerte cada vez menos, la idea de que la mujer debe soportar todo. «Tolerante eterna sería la figura para describir esta posición psicológica dentro de una pareja», mencionó el especialista, quien consideró que «detrás de esto aparece una mujer inferior al hombre, que debido a su inferioridad y a su correspondiente dependencia debe ‘aguantar todo’ de él, aunque se trate de maltrato, infidelidades, desprecio, desamor, etc».
Empoderarse es una palabra que últimamente suena mucho y siempre aparece relacionada con la mujer. El motivo de esto es que en los últimos años la mujer logró reposicionarse en la sociedad y comenzar a ocupar un lugar diferente y por ende, un lugar menos dependiente. Aunque todavía falta, la mujer está logrando dejar ese lugar y así acortar la asimetría y las diferencias dentro de la pareja.
Enfrentar el final
«Si la persona considera que ya probó lo suficiente y de distintas formas, entonces puede ser el momento de enfrentar el final. Las separaciones y los divorcios se multiplicaron y se convirtieron en moneda corriente», señaló Girona.
Y si bien hace unos años divorciarse era mal visto por la sociedad, hoy en día se organizan festejos de divorcio, los abogados ofrecen ofertas del tipo «divórciese en una semana» y últimamente hasta se puso de moda la ¡foto de los recién divorciados! (por supuesto si el divorcio se hace en buenos términos), eso no quita que sea un proceso doloroso y en general, muy difícil de transitar.
Aquí es donde entra en juego la capacidad que cada persona tenga para atravesar mejor el proceso. A continuación 3 consejos del especialista:
- Desarrollar la capacidad de aceptación: aceptar siempre implica un duelo, en este caso sería un duelo por la pareja que no fue. Esto es un proceso y, como todo buen proceso, implica tiempo y cambios. Además, aceptar es una tarea dura que no está exenta de recaídas.
- Dimensionar las consecuencias: es importante tomar conciencia de los riesgos que puede generar en la pareja y en los demás integrantes de la familia, especialmente en los niños. Los padres tienen la obligación de protegerlos y respaldarlos.
- Terapia de pareja: puede funcionar como un recurso para salvar el vínculo y también puede servir para una separación civilizada