Dos tercios de los divorcios son a pedidos de una mujer —un hecho triste—. Pero la pregunta importante es: «¿por qué?”
Según el National Center for Health Statistics (Centro Nacional de Estadísticas de Salud), cuando termina un matrimonio, dos tercios de las veces la mujer es la que presenta la demanda de divorcio. Es posible que un hombre abandone el matrimonio debido a la falta de intimidad, porque ha encontrado otra mujer o porque se siente que sus necesidades no son una prioridad en una relación; por el contrario, una mujer deja el matrimonio por razones muy diferentes. Estas son cinco razones por las que las mujeres terminan sus matrimonios:
- Falta de conexión emocional
Los hombres se sienten cerca de sus esposas a través de la intimidad. Generalmente, las mujeres necesitan sentirse conectadas emocionalmente a sus maridos primero, y luego el deseo sexual surge de esa conexión. Cuando las mujeres buscan un compañero fuera de sus matrimonios, es más a menudo por la conexión emocional que la conexión física. A las mujeres les gusta que sus compañeros las conozcan y las escuchen. Los maridos más exitosos saben lo que a sus esposas les gusta y lo que sus esposas piensan. - Diferencias en el manejo de las finanzas
Algunos pueden pensar que la falta de dinero lleva a una mujer a salir de un matrimonio, pero los divorcios son más probables que ocurran debido a las diferentes expectativas en cuanto al manejo de las finanzas. Una esposa puede creer en la importancia de ahorrar, evitar deudas y realizar inversiones sabias; su marido quizás desea tomar más riesgos con el dinero y gastarlo más libremente —o podría ser justo lo contrario—. El punto es que los cónyuges a menudo no ven el dinero en la misma forma. Es importante hablar abiertamente acerca de las finanzas y llegar a un consenso sobre la mejor manera de administrarlas. - Un hombre que rara vez está en casa o comparte poco con la familia
Si el marido es el principal sostén, él puede creer que mientras más duro trabaja, más amor y dedicación le está demostrando a su familia. Pero si él trabaja hasta tarde la mayoría de los días, o viaja mucho, entonces su mujer puede empezar a cuestionar si realmente ella importa. Si hay niños involucrados y el marido nunca está en casa, el resentimiento puede crecer en ellos o en su esposa. - La incapacidad para resolver conflictos
Dos personas no siempre van a estar de acuerdo todo el tiempo. Por el contrario, la clave está en reconocer y adaptarse a las diferencias en lugar de tratar de evitarlas. Alejarse, negarse a tratar las diferencias o evitar la comunicación nunca resolverá nada. Según un estudio de la Universidad de Michigan, «un patrón particularmente tóxico es cuando solo un cónyuge se ocupa constructivamente de discutir una situación con calma, escuchar el punto de vista de la pareja o trata de averiguar lo que su pareja está sintiendo, mientras el otro cónyuge se aísla». La mejor manera de resolver los conflictos es mantener la calma, escuchar al otro y buscar una solución. - Controlar o comportamiento abusivo
En cualquier matrimonio, además de ser un «nosotros», es necesario que haya un «yo» y un «tú». Los matrimonios funcionan mejor cuando dos personas separadas con diferentes intereses se unen y encuentran puntos en común. El amor no es igual control sobre el cónyuge. Por ejemplo, a muchas mujeres les gusta estar rodeadas de familiares y amigos, y le será difícil si se sienten que están siendo aisladas. Y, por supuesto, está demás decir que el abuso físico o emocional nunca, nunca es aceptable.
Recuerda el refrán, «esposa feliz, vida feliz.» La forma más sencilla para mantener a una esposa feliz es hacer de tu matrimonio un refugio seguro. Habla con ella, conoce lo que le gusta y lo que la apasiona. Conéctate con ella emocionalmente, y te puede sorprender lo rápido que mejorará tu vida amorosa.