El paso del tiempo es inevitable, los años avanzan de una forma irremediable. Sin embargo, la edad no es paralela en relación con el grado de madurez en todos los casos. Existen personas de veinte años que son muy maduras para su edad y en cambio, existen personas de cuarenta años que pueden tener comportamientos infantiles que son poco habituales para su edad. Este tipo de actitud madura pero con actitudes de niño se define como infantilismo. El infantilismo remite a la conducta del sujeto, una conducta que no encaja en lo previsiblemente esperado de forma acorde a la edad de esa persona.
Más allá del síndrome de Peter Pan
El infantilismo no solo puede remitir al eterno síndrome de Peter Pan propio de la edad adulta que muestra el deseo de libertad absoluto y de evitar las obligaciones y los compromisos. Sin embargo, conviene puntualizar que el infantilismo también remite a los comportamientos que tienen los niños y que no son propios para su etapa vital.
Por ejemplo, existen niños que cuando tienen un hermano pequeño y sienten lo que se conoce como el Síndrome del Príncipe Destronado, es decir, cuando se sienten desplazados en su lugar, pueden tener comportamientos infantiles que ya habían superado, como una llamada de atención para recibir cariño.
Analizar el entorno de la persona
En ocasiones, la causa del infantilismo también puede estar potenciada por el entorno más cercano. Por ejemplo, en el caso de aquellos padres que cometen el error de sobreproteger a sus hijos, no le dan la oportunidad de que éste desarrolle sus propios recursos para crecer de forma autónoma.
Es importante no sobreproteger a los niños en sus primeras etapas de la vida, por ello, los padres pueden implicar a los niños en la realización de tareas que sean acordes a su edad. Los comportamientos infantiles se definen por la irresponsabilidad de aquel que no se hace cargo de las consecuencias de sus actos o que no cumple con un deber concreto.
El lado bueno del infantilismo
Conviene puntualizar que el infantilismo no solo puede ser negativo en función del contexto. También puede ser positivo. Por ejemplo, existen cualidades de los niños que los adultos tienen en menor grado y que, sin embargo, son muy positivas. Por ejemplo, la ingenuidad y la inocencia. Un adulto con un alto grado de ingenuidad transmite una bondad especial en su corazón. De forma frecuente, los adultos suelen ser más desconfiados que los niños. Por eso, los adultos también tienen muchos que aprender de los niños a nivel de inteligencia emocional.
Se trata del rol del hombre niño que se niega a crecer y sigue pegado a ese rol de protección que le aportan sus padres. El síndrome de Peter Pan también puede afectar de un modo negativo al contexto de la relación de pareja puesto que en este tipo de relaciones, la persona se niega a asumir un compromiso serio y tiene comportamientos típicos de un soltero.
Personas enamoradizas
De hecho, las personas son síndrome de Peter Pan son enamoradizas, sin embargo, conforme la relación avanza, empiezan a distanciarse porque se asustan ante la implicación propia de una relación seria. Por esta razón, son personas que tienen un extenso currículum sentimental definido por noviazgos breves.
Personas inmaduras que en ocasiones tienen dificultades para tener empatía con los demás. La edad cronológica y la edad emocional que muestra la persona no reflejan un equilibrio. Desde el punto de vista del carácter, son personas divertidas que con frecuencia son el centro de atención en las fiestas y eventos sociales por su carácter alegre y divertido. Son personas risueñas desde el punto de vista de su lenguaje corporal.
Asumir el paso del tiempo
Las personas que asimilan con dificultad el paso del tiempo y se aferran a comportamientos infantiles y adolescentes tienen miedo de aquello que puedan perder como consecuencia de la edad. En este sentido, para aprender a crecer, es indispensable recordar que el paso del tiempo implica dejar atrás ciertas cosas pero también, dar la bienvenida a otras nuevas.
Por otra parte, produce todavía más dolor vivir ajeno a la ley del paso del tiempo que aceptar que la vida es una experiencia maravillosa y cada etapa tiene su riqueza vital. Aprender a crecer es tomar las riendas de tu propia vida sin renunciar por ello, a alimentar a tu niño interior con pensamientos positivos.
Si contesta si a 3 o más de las siguientes preguntas, usted puede estar padeciendo Infantilismo conductual
- Tengo bajos umbrales para el dolor. La incomodidad, sin importar de donde provenga, me resulta insoportable y se constituye en un detonante para convertir la situación en sufrimiento y pesadilla. Evito afrontar ignoro, a toda costa las situaciones de dolor.
SI______ NO_____
Busco exageradamente sensaciones. Asumo la actitud de un ‘devorador de emociones’. Nada me es suficiente y me comporto como un adicto a la novedad y a la estimulación.
SI______ NO_____
- Tengo Baja tolerancia a la frustración. Si las cosas no son como idealmente me gustaría que fueran, desencadeno ira y hago berrinches, sofisticadas o disimuladas, pero pataletas al fin.
SI______ NO_____
- Ante los problemas, la preocupación la dirijo más en aliviar el malestar que en resolver la cuestión en sí
SI______ NO_____
- Hago poca introspección. Me es difícil observarme y evaluarme a mi mismo
SI______ NO_____
- Mantengo y defiendo la creencia de que el mundo es estático y poco cambiante. Mi mente no estará preparada para la pérdida, de ningún tipo.
SI______ NO_____
Soy muy Impulsivo. Tengo poco autocontrol. Los estímulos tienen un gran poder sobre mi conducta. Hago poco reflexión sobre mi mismo. Normalmente primero actúo y luego pienso.
SI______ NO_____