Algunas diferencias pueden corresponder al objetivo, intereses y hábitos cotidianos que, día a día, van generando una serie sucesiva de conflictos pequeños los cuales provocan, en un sinnúmero de casos, el desamor.
Estas diferencias tienen mucho que ver con la relación de competencia y poder entre las partes. Es natural que cada uno de los miembros de la pareja tienda a dominar, en determinado aspecto, al otro, dependiendo de sus propias capacidades e intereses. Sin embargo, de una manera u otra, en cada pareja se establece un intento de liderazgo por cada uno. Lo normal y lo deseable es que se establezca un equilibrio. Por supuesto, a mayores diferencias, más precario será este equilibrio y las posibilidades de desavenencias y discusiones aumentan. La buena comunicación y el sano debate permanente servirán de antídoto frente a ésta situación que parece sencilla pero que puede traer malas consecuencias con el tiempo.
Debemos intentar sentarnos a hablar del tema y de lo que no está funcionando en la relación. Tratar puntualmente ese tema, más allá de las actitudes que uno u otro han tenido en diferentes oportunidades. Decir lo que uno siente y cómo se sienten frente a ésta situación. Una relación se construye de a dos, por lo que cada uno tiene una cuota de responsabilidad en este problema.
Las Discusiones
Deberemos también identificar los motivos de las últimas discusiones. Cada pelea, por más superficial que parezca tiene un verdadero motivo de fondo que no fue hablado en su momento e intentemos tratar de identificar ese problema para poder solucionarlo. Hay que tratar de mejorar la comunicación. Una buena comunicación es una de las bases de toda relación. Hablar las cosas a tiempo evita interpretaciones equivocadas, enojos silenciosos y sobre todo rencores. Es importante evitar que en las discusiones surjan temas del pasado. Cada situación tiene que ser única y resolverse en el momento.
Un motivo de discusión: El Dinero
El dinero es uno los temas más conflictos en la pareja. Tener más o menos, ser un derrochador o un tacaño, resulta un handicap que sólo se puede superar con diálogo. Aunque resulte un tema desagradable, antes de iniciar una convivencia mejor hablar el tema, para que no sea área de conflicto.
Si la economía afecta a todos los aspectos de la vida es iluso pensar que las relaciones amorosas quedan fuera de su campo de acción. Son muchas las razones por las cuales una pareja puede discutir por dinero:
- El engaño:. Algunos hombres o mujeres no se atreven a contar al otro lo que están gastando fuera de las necesidades del hogar.
- No llegar a fin de mes: la falta de dinero suele ser motivo de discusiones constantes, presiones, reproches y culpabilidades.
- Una mala administración: el vivir por encima de las posibilidades, con independencia del dinero del que se disponga, acaba haciendo mella en la relación. Forzar a alguien a gastar más dinero del que tiene es una receta para la aparición de problemas.
- Una persona tacaña: El ser una excesivamente cuidadora del dinero puede conllevar a resentimientos en ambos lados.
- Desequilibrios económicos: También el que uno gane más que el otro puede ser fuente de problemas, cuando se utiliza esa ventaja como forma de poder.
Estas son algunas de las situaciones que afectan al estado de ánimo en la pareja. Si no se solucionan comienzan a surgir sentimientos de angustia, agobio y tristeza, que dan lugar a un estado permanente de mal humor y susceptibilidad. Además, la intimidad de la pareja es uno de los primeros frentes que se resienten cuando el ambiente queda viciado por problemas de dinero. En definitiva: no mezclar temas económicos con el amor en la pareja es la mejor de las sugerencias, y se consigue con la comunicación y un plan en común.
Descalificando al Otro
El que una pareja tenga desacuerdos no significa que la relación este mal, es lógico que no siempre coincidan, además ante estas situaciones se tiene la oportunidad de enfrentar y expresar lo que sentimos, sin reprimirlo, ni mucho menos esconderlo. En cambio cuando los pleitos entre pareja son cada vez más frecuentes y están llenos de descalificaciones se borran de la memoria todas aquellas cualidades que pueda tener el otro.
Cuando hay una discusión entre pareja, por muy molestos que estemos debemos saber que el argumento es el principal protagonista; las descalificaciones, ironías, burlas y sarcasmos, están fuera. La solución a una discusión está en conversar con fundamentos, explicando los puntos de vista de cada uno. Así se asegura una discusión basada en el respeto y que seguramente terminará con éxito para la pareja.