Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach Personal y Ejecutivo
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Nuestra antigua forma de pensar nos hace ver la vida con miedos y ver la muerte como el fin de nuestra realidad. Pensamos en nosotros y en los seres que amamos como cuerpos y sabemos que somos frágiles y vulnerables.
Desde esta perspectiva, es lógico vivir con miedo y temiendo a la muerte. Pero hay otra realidad…
Debido a que el amor es eterno, la muerte no tiene que verse con temor. Comenzamos a olvidarnos del temor a la muerte cuando realmente creemos que lo real nunca cambia y que el amor siempre está presente.
Una realidad basada en los sentidos físicos puede reconocer sólo la historia que cuenta el cuerpo y por supuesto, es una historia con final triste. Pero hay otra historia de amor eterno, de otra realidad que no cambia y no tiene tiempo. Es la historia que cuentan nuestras vidas una vez que creemos que somos más que un cuerpo y que nuestra identidad está más allá de lo que cambia, se enferma, sufre y muere.
Una vez que reconocemos que el amor y la vida son uno, dejamos ir no sólo nuestro miedo a la muerte, sino también al futuro. El cuerpo simplemente no es nuestra realidad y esta verdad nos libera para vivir con esperanza, paz y unidad sin límites.
Normalmente experimentamos la muerte de formas que no están relacionadas con el cuerpo, por ejemplo: el perder un trabajo puede experimentarse como la pérdida de la identidad. Ese tipo de cosas pueden ser retos que producen cargas emocionales que nos hacen sentir desesperados y deprimidos. En nuestra voluntad de enfrentar estas emociones y creencias detrás de ellos, lo importante al recordar que somos más que las historias que cuentan nuestros cuerpos.
Aunque físicamente estemos bien, vivimos sintiéndonos medio muertos, debido a todos los juicios que hacemos.
Cuando ve usted su vida en retrospectiva, quizás observe que durante muchos años ha vivido medio muerto.
Hasta que estemos dispuestos a abandonar todas las formas de juicio y ataque, seguiremos medio muertos e inconsciente del esplendor que nos espera.
Nuestros egos trabajan tiempo extra creando todo tipo de miedos por los cuales preocuparnos. Todos tenemos nuestras formas individuales de evitar todo este asunto de la muerte y a morir, algunos se vuelven adictos al trabajo y llenan sus días de interminables actividades.
Aunque tal vez se tenga la apariencia de una persona exitosa y completa, también pueden estar ciegos ante emociones y sentimientos.
Siempre es importante que usted reconozca y honre completamente la humanidad y sus sentimientos, porque eso le permitirá comenzar a reconocer una realidad mayor. Por eso también es importante no elevar sus sentimientos al grado que se adhiera a ellos como si representaran todo lo que es usted.
Si quiere dejar ir la adherencia a su cuerpo, debe tratar de ver más allá de los sentidos, imaginando que hay un amor filtrado por tus ojos y oídos para poder concentrarte únicamente en él.
Algo único sucede cuando nos despertamos en la mañana y recordamos que somos la luz del mundo. Cuando creemos verdaderamente que nuestro propósito aquí es hacer brillar esa luz y ver sólo esa luz en los demás, comenzamos a experimentar la alegría, la paz y la felicidad.
Extienda su amor incondicionalmente en el presente, ya sea en silencio o ayudando en lo que le sea posible.