Miguel Ángel Pla
Psicoterapeuta – Coach ejecutivo y personal
Teléfono: (81) 83 78 47 10
La mayoría de nosotros hemos cortado el césped alguna vez un sábado por la mañana. Y aprendimos que de nada sirve arrancarle la cabeza a los dientes de león o las malezas. Esto solamente parece asegurar que volverán a crecer y con más fuerza.
Cuando se trata de ciertos síntomas físicos a menudo solamente les cortamos la cabeza. Hacemos lo que podemos para librarnos nuevamente de las píldoras, el líquido o polvo… y así seguimos, semana a semana, mes tras mes, año tras año.
Es lo que hace la mayoría de las personas. La primera manifestación de estrés suele ser dolor de cabeza por tensión, los problemas digestivos (estomago, intestino, etc.), o erupción cutánea. Todas estas dolencias, claro está, agregan más estrés.
Si no tratamos el estrés inicial, de raíz, estos síntomas pueden volverse crónicos. Y pueden aparecer síntomas nuevos y más profundos: insomnio, pérdida o aumento de peso, dolor muscular especialmente en la espalda y las piernas, letargo generalizado o sensación de agotamiento, lentitud para pensar, falta de ambición y energía.
Nuestra respuesta general parece ser la de tomar más píldoras, intentar con una dieta diferente, hacer ejercicio por unos días y luego abandonar, y retarnos no solo porque estamos fuera de estado y con mala salud, sino por nuestra incapacidad por seguir un problema de buena salud. Todo el tiempo, agregamos una capa más de factores estresantes a la mezcla existente.
Si seguimos ignorando el estrés que está en la raíz, los síntomas pueden convertirse en una enfermedad declarada, del tipo que requiere cirugía, quimioterapia y radioterapia, medicación muy fuerte y otros protocolos de tratamientos muy serios. Cada uno de estos tratamientos, claro está, ¡producen todavía más estrés! Eso es lo que causa el diagnostico de una enfermedad que pone en riesgo o transforma nuestra vida para peor.
Estrés, mas estrés, más estrés; y todo el tiempo el cuerpo no diferencia qué es lo que causó el primer estrés.
Nuestro cuerpo no conoce, ni le importa que es lo que causó el estrés. Lo único que sabe el cuerpo es sentir estrés.
Es vital no subestimar los síntomas del estrés y resolverlos de manera superficial. Hay que buscar ayuda profesional antes de que sea demasiado tarde.
¡TODOS NECESITAMOS SER ESCUCHADOS!